MÁS PARCHES AL
CÓDIGO PENAL VIGENTE.
por
Virginia Arango Durling
Catedrática de Derecho Penal
Universidad de Panamá
Desde finales de agosto de este año hemos estado
trabajando en la revisión de las reformas penales y procesales propuesta por la
Asamblea de Diputados, en virtud de la designación de una Comisión por parte
del Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Panamá.
En virtud de lo anterior, revisamos la primera versión
del denominado texto único de reformas penales y procesales, en virtud del cual
en este último caso, el profesor Osvaldo Fernández, presentó las observaciones
y comentarios al respecto en materia procesal, mientras que los demás miembros
como el profesor Carlos Muñoz Pope, Campo Elías Muñoz y quien escribe nos
centramos en el aspecto penal.
Luego de ello, el 8 de septiembre en nota dirigida a
la Asamblea de Diputados indicamos que estimábamos que no es el momento oportuno para realizar este
tipo de reformas que son consustanciales al Estado de Derecho de una Nación y
ameritan de una mayor discusión en todos los sectores del país; tomando en
cuenta la pandemia, y recomendamos en general, que en todo caso lo que
ameritaba editar, aprobar y publicar un Texto Único del Código Penal y del
Código Procesal Penal que lleva más de 30 reformas penales, además de que el
tiempo para hacer las observaciones era corto y exiguo.
Revisada la segunda versión de las propuestas penales,
y reunidos el día 21 de octubre con la Asamblea de Diputados vía zoom, advertimos,
entre otros, que el código penal no aguanta más parches y que en todo caso lo
recomendable era a corto plazo proceder a la elaboración de un nuevo texto
penal.
No todo está mal en estas reformas, pero el
asunto es que nuestro país no hay una
política criminal por parte del Estado, y
la única respuesta que tiene es la de proceder al aumento de las penas para los
delitos, y ciertamente esta no es la solución.
En todo caso, lo que se requiere son planes y programas eficaces de
prevención del delito y de la violencia en todos los niveles y que involucre a
toda la sociedad. En este contexto, la prevención policial juega un papel
primordial ya que esta es un obstáculo para la comisión de hechos punibles
"pues esto es lo que le interesa al delincuente y no tanto si se mantiene
o no la disminución de la pena". Hay que recordar, que todo aumento de las
penas conduce a una sobrepoblación penitenciaria, un hacinamiento carcelario.
Algunas propuestas contravienen principios dogmáticos
e instituciones del Derecho Penal, y eso es sumamente preocupante porque de
aprobarse tal como está no solo se incurre en una deficiente técnica
legislativa, sino en exabrupto legales, y se corre el riesgo de poner en peligro la
seguridad jurídica.
Y si bien, ha habido participación de otros sectores
académicos y de instituciones públicas los cuales han aportado observaciones
significativas, no deja de ser preocupante porque el tiempo para su revisión a
nuestro juicio ha sido insuficiente.
Nuestra labor no ha concluido, pero esperamos que las observaciones prestadas por los académicos no
sean superadas por el populismo penal, modelo político criminal legislativo que
persigue el endurecimiento de las penas y la creación de nuevos delitos,
creando la imagen de que el Estado está dando respuesta a los problemas de
criminalidad e inseguridad ciudadana, lo que se conoce también como derecho
penal simbólico, en la que se combate la
criminalidad, con leyes incongruentes,
carentes de racionalidad, con
criterios ajenos a la resocialización, y en contrariedad al principio de ultima
ratio del Derecho penal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario